domingo, 28 de noviembre de 2010

Anatomía del Progre


La Argentina es un país Progre. Sus habitantes, desde el discurso, lo vuelcan hacia la izquierda. Lo más que soporta nuestro Sistema es una centro-derecha, solo para dar testimonio de pluralismo. La Derecha es una mala palabra. El Progre demoniza y odia la Derecha. Y en la Argentina, sus habitantes parecen ser en su gran mayoría Progres....¿lo serán?

Desde el punto de vista socio-económico, el progre es una persona que no ha sufrido privaciones durante su vida, en sus necesidades básicas, incluyendo la educación. Tampoco su entorno. Podríamos ubicarlo en la otrora numerosa clase media. Aunque aborrece a la aristocracia y a la oligarquía, le gustaría dejar de ser socio de GEBA o de Ferro para serlo del CASI o del Jockey Club, y dejar el departamento de Almagro por una casa en un country o vivir en San Isidro o cruzar el Rubicon y vivir en Puerto Madero (alejado de los pobres pero pensando en ellos). Esto de manera inconfesa. Lamentablemente para ellos, en general sus ingresos económicos no alcanzan para subir a dicho nivel. Sin embargo, esto lo subsanan teniendo un bajísimo nivel reproductivo (como acontece en Europa), cuando directamente no procrean. O no pueden hacerlo, como los DINK (Double Income No Kids). Con esto aparentan un nivel económico superior a la media. ¿El Progre será un “medio pelo”?

El Progre generalmente es el protagonista de la gran mayoría de matrimonios mixtos (judeo-cristianos) existentes. La gran mayoría entre hombres cristianos y mujeres judías. Vayan a saber por qué. Posiblemente se deba a “vientre judío, hijo judío”. Asimismo, esto conlleva a que al hijo le sea impuesto el uso del apellido materno, formando un doble apellido que el progre desdeña en la público pero añora en lo íntimo. Así vemos a los “Pérez Goldstein” y a los “Martínez Furman”, entre otros. No será un Ruiz Guiñazú pero algo es algo.

El Progre ama al obrero. Al ingresar a la Universidad, los conoció...porque otro compañero más formado les contó que existían. Allí se transforma, comienza a escuchar otra música, a leer otros autores, a creer que el socialismo es posible. La Negra Sosa, Serrat, Cortázar (al que nunca han leído) y la izquierda a medias tintas (Partido Intransigente, FREPASO, Pino Solanas, etc) forman parte de su ideario. Cuando deja la Universidad y comienza a trabajar, abandona la idea porque la considera imposible de aplicar dado el Mundo que nos rodea y el Imperialismo que nos ahoga (y además, ya hizo algunos mangos y lo empieza a perturbar la idea de la redistribución de la riqueza). No es comunista, pero rescata el espíritu del Che y los discursos de Fidel. Ante la observación sobre el nivel de vida paupérrimo de la isla caribeña y la falta de libertades individuales, dará un discurso sobre la heróica resistencia del pueblo cubano instándolos a resistir al Imperialismo desde, claro, la comodidad de su duplex de Caballito. El Progre solo va a Cuba de turista. Porque de compras, de compras se va a Miami Beach. En American Airlines.

El Progre es un crítico de las obras, de las cosas palpables. De los hechos. Probablemente se deba a que su incapacidad de hacer nada. El Progre critica al que hace. Cacciatore tenía un excelente plan para la Ciudad de Buenos Aires que en buena parte llevó a cabo, pero para el Progre era un integrante de la dictadura lo cual invalida todo. Para el Progre su ideal de Intendente es Aníbal Ibarra. A todo aquel que hizo algo (y que no era pobre) le achacará que no llegó al 100% o a la perfección o a lo programado. Pero cuando al Progre se le remarca la falta de realizaciones de sus referentes, indicará que la Utopía es posible o algún otrol slogan de referencia. El progre es El perro del Hortelano: no come ni deja comer.

El Progre está a favor del aborto, del divorcio, del casamiento gay y admira la marcha del orgullo gay (a la cual mirará por TV o desde el balcón, a ver si se contagia el HIV). El Papa es un retrógrado para el Progre y los curas deberían poder casarse, tener hijos y ser felices. Su anticlericalismo es casi folklórico. Sin embargo, invoca con frecuencia a Dios, bautiza a sus hijos y obviamente se gastó una fortuna en el casamiento por Iglesia. Ella de blanco y obviamente no virgen. (Pero que lindas fotos nos sacamos...). Y obviamente, atesora cientos de fotos de Notre Dame, San Pedro, Westminster. Muchas más de las que tiene del Centro Pompidou o del Parc Guell. No vaya a ser que el Cielo exista. El progre tiene en su casa la foto de la Venus de Milo de queso de Marta Minujín, pero se conmovió con la verdadera en el Louvre. El progre a veces piensa por qué esa infausta época pre-democrática creó esas maravillas, y la maravilla de la modernidad estas porquerías. Pero lo perturba la respuesta y pone Canal 13 para ver a Tinelli. Aunque dice que su canal favorito es Encuentro.

El Progre siente envidia del Facho. La bronca es a partir de la envidia. Envidia que nace en que el Facho es genuino, auténtico. Puede ser un auténtico cabrón (y conozco a más de uno) pero dice lo que siente y hace lo que piensa. El Facho ve la marcha del orgullo gay y quiere pasarle por encima con un Unimog (y conozco a varios que no lo hacen solo por la falta de un Unimog...). El Progre haría lo mismo pero teme decirlo, a veces teme solo pensarlo. Rápidamente saca esa idea de su mente trantando de recordar cuantos amigos gays tiene. El Progre asiste al velorio de Néstor Kirchner con la bandera del Progresismo pero con un rictus de disgusto y mirando con desconfianza a diestra y a siniestra. Porque a su pesar, para él, todos los peronistas son unos negros de mierda, a pesar que defiende con ahínco la causa de los mapuches (nunca entendí porque rompen con los mapuches y se olvidan de ranqueles, pampas, etc, víctimas de los primeros). Y así con todo. ¿Será el Progre el Enano Fascista?

1 comentario:

Occam dijo...

Durísimo. No sé si coincido con todos los conceptos-ejemplos (por lo menos, con su unánime concurrencia en la práctica), porque la generalización siempre es difícil, y ya en épocas de Aristóteles, que eran pocos y se conocían mucho, nunca fue hallable un ejemplo empírico del arquetipo, lo que dio lugar al nominalismo, por supuesto, al denuesto de la pregunta por "el" hombre, para reconocer la diversidad. Ello, claro, ocurrió mucho antes de la Modernidad... El progre, creo yo, es un moderno. Por lo tanto, igualitario, universalista, humanista, irenista, cándido hasta la ingenuidad, aunque por un deliberado esnobismo y no porque sea ingenuo. Por comodidad social.
El progre descree de las etnias como elemento de identidad y sustrato de las comunidades de hombres reales, pero apoya toda fragmentación comunitaria a favor de "ciertas" etnias (como los mapuches) y el fenómeno segregacionista del ghetto.
Más filosóficamente, el progre odia al mundo tal cual es, y sueña con el mundo "que debería ser". En tal sentido, siempre será destructivo. Ya lo han comprobado tipos más lúcidos que el que esto escribe: el mito del progreso va en contra de la naturaleza, que es naturalmente cíclica, como lo es el movimiento de los planetas, la sucesión de los días, de las estaciones, el ciclo de la vida, de las muertes y de los nacimientos...
Finalmente, el progre, por su sustrato religioso, además de igualitario es soteriológico y escatológico: cree en la salvación y en el fin de la historia. Lo que cambia, entre las distintas ramas, es el agente realizador. Quien debe salvarse es porque está en principio condenado. El mundo es sufrimiento, es indeseable, injusto. Por supuesto que, por ejemplo, en el nuevo totalitarismo del "amor" (como concepto abstracto), un mundo justo permitirá que los gays se embarazaran y tuvieran hijos... Pero no. El mundo, la naturaleza, lo que es, es cruel y desalmado, injusto a los ojos de los hombres. Entonces, claro, el progresismo está ahí para cambiarlo. Para suprimir todas las desigualdades, para ponerle piernas a los inválidos y ojos a los ciegos, para sacarle años a los viejos y agregárselos a los jóvenes...

Un cordial saludo.

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