domingo, 2 de mayo de 2010

Magdalena, el crimen no paga...

En la Argentina en los '70, los grupos guerrilleros de izquierda fueron derrotados sin atenuantes por las fuerzas de seguridad del Estado argentino. Sin embargo, menos de 10 años después de su derrota militar, habían ganado la batalla más importante: la cultural. Sus ideas emergían como válidas, su lucha como justa, sus muertos como mártires. Para que ello sucediera, muchas personas de ideología no marxista, sumaron su inconsciente granito de arena. (Ver post anterior). Algunos arrastraban un pasado que la izquierda repudiaba. Sin embargo, cuando soplaron los nuevos tiempos, supieron acomodarse convenientemente.

Canal 7 pasó hoy un reportaje extremadamente cordial de Magdalena Ruiz Guinazú el ex presidente de facto Videla, donde expresaban su acuerdo en acercarse a EE.UU. y a la administración Carter, bla, bla, bla.

Magdalena fue luego lentamente acercándose a quienes criticaban al gobierno militar, para pasar a integrar durante el gobierno del nefasto Alfonsín la CONADEP, junto a otro ex admirador de Videla como era Ernesto Sábato.


Ahora, luego de años de ataque sistemático a aquello que en algún momento convalidó, doña Hebe de Bonafini, madre putativa de don Néstor K. la incluye junto a otros periodistas en una especie de juicio popular que fracasó estrepitosamente. Magdalena, conmovida, pasaba por radio fragmentos de reportajes donde una sobria Hebe de Bonafini la elogiaba y le agradecía su compromiso con su lucha. Ahora, Canal 7 recurre al archivo y la muestran elogiando a Videla.

Hago "copy and paste" del post anterior: "Cuando los comunistas lleguen al poder, serán pasados por las armas al tratar de defender las ideas que en algún momento supusieron compartir." Magdalena, hoy te tocó a vos.

1 comentario:

Occam dijo...

Completamente de acuerdo. Ya lo había dicho Jorge Masseti, fundador y líder del EGP y lugarteniente de Ernesto Guevara: Menos mal que no ganamos, porque después de colgar a los enemigos, íbamos a empezar la depuración ideológica, y la gran carnicería de la pureza revolucionaria. O sea, que el núcleo de coincidencias entre las distintas facciones guerrilleras se terminaba con la toma del poder por medios revolucionarios. El triunfo de la revolución no era el fin de la contienda, sino el principio de una segunda guerra civil.
Ése es el problema de dejar que cierto grupo de iluminados tenaces y feroces, con gran determinación y empuje, se lleven todo puesto, buscando uno mismo ubicarse en una cómoda prescindencia o acompañando la inercia. A la larga el coletazo del tsunami inunda todo. Primero fueron los responsables de la dictadura, luego los mandos intermedios, luego los subordinados, hasta tenientes o subtenientes que tenían menos de 24 años, luego personal civil, sin importar cuál era la tarea que desempeñaban (ahora parece que en esos 7 años no había empleados públicos ni actividad alguna del Estado, que no fuera represión ilegal, toda una seudología), ahora cualquier periodista que hizo radio, TV o prensa escrita en esos años de plomo... Y así seguirán persiguiendo con la excusa de defender los DDHH, cuando no hacen otra cosa que atentar contra uno muy básico: el de la no discriminación por motivos ideológicos, y siguiendo por otro no menos trascendente: el de impulsar la instauración en la Argentina del delito de opinión y del delito de pensamiento (si vos estuviste trabajando, por ejemplo, de subsecretario de asuntos municipales en 1981, debo colegir que estabas de acuerdo con el genocidio, bla bla).
Muy valiente y acertada su observación. Nunca se aprende nada por estos lados. Debe ser el efecto del manuelisma... Denevi dixit.

Mis cordiales saludos, y hasta nuestro propio juicio popular.

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