domingo, 22 de julio de 2018

El fracaso del post-colonialismo




Los comentarios se repiten, algunos en la pluma de los mismos personajes. La conquista del mundial de fútbol 2018 en Rusia por parte de Francia, es un triunfo de la Francia multicolor, multicultural. Lo mismo en 1998, 20 años atrás, cuando Francia conquistó el Mundial en su casa.
En 1998, se resaltaba que Bernard Lama era de origen guyanés, Vincent Candela de origen español, Bixente Lizarazu de origen vasco, Patrick Vieira nacido en Senegal, Youri Djorkaeff de origen armenio, Marcel Desailly nacido en Ghana, Zinedine Zidane de origen argelino, Robert Pirès de origen portugués y español, Thierry Henry de origen antillano, Bernard Diomède de Guadalupe, Alain Boghossian también de origen armenio, Lilian Thuram de Guadalupe, Christian Karambeu nacido en Nueva Caledonia y David Trezeguet de origen argentino.

En el Mundial 2002 en Corea del Sur-Japón, repitieron su participación en la selección Candela, Lizarazu, Vieira, Djorkaeff, Desailly, Zidane, Henry, Boghossian, Thuram y Trezeguet. Pero además, para acentuar la diversidad, integraron el plantel Makelele (nacido en Zaire), Wiltord (de padres nacidos en Martinica), Cisse (su padres nacieron en Costa de Marfil), Silvestre (ancestros de Guadalupe). Es decir, la selección francesa en 2002 representaba de manera más fiel un verdadero conglomerado multicultural. Y el fracaso fue rotundo. El campeón del mundo de 1998 apenas logró rescatar un punto en tres partidos jugados y se volvió a su país sin pena, sin gloria, y sin ninguna referencia a la diversidad étnico-cultural, a diferencia de lo que sí se hizo en 1998. La falta de honestidad intelectual de algunos escribas se hizo evidente (nuevamente) en esta ocasión.

Sólo como ejemplo podemos observar lo mismo de siempre en esta nota de un diario argentino. https://losandes.com.ar/article/francia-la-revancha-de-la-multiculturalidad.
Realmente desconocemos que escribió este mismo periodista días después cuando Alemania la eliminó de esa competencia en 2014.

Pero volvamos a un tema importante. Hay mucho desconocimiento cuando se escriben este tipo de notas. Y un poquito de mala intención.

Francia, a pesar de parecer una nación monolítica desde hace siglos, en muchos casos solo lo era por la presencia del Rey. Había diferencias de orígenes, historia, incluso de idioma, entre los habitantes de diferentes regiones. Tenemos por ejemplo a los bretones (descendientes de los que huyeron de la actual Inglaterra ante las invasiones de los anglos, sajones y jutos), los normandos (vikingos que se afincaron en la costa francesa), los habitantes de Alsacia y Lorena (los alemanes del Rey, como solía decir el gran Jacques de Mahieu), los vascos al sur, los italianos en Córcega, etc.

Estas diferencias, se daban dentro del marco de Europa que, como Uds. saben, presenta a veces diferencias notables entre ciudades que se encuentran a un decena de kilómetros una de otra. Pero no hay entre todas estas regiones de Francia, diferencia étnico-culturales profundas, pertenecen todas a la gran civilización occidental por lo cual, es de una ignorancia supina decir que Lizarazu, que era de origen cultural vasco, no era francés. La pregunta para estos pseudo-intelectuales sería que definieran “qué es ser francés”. Y ahí les aseguro que se verán en figurillas para definir tal cosa.

Otro tema importante es acerca de jugador Zidane, quien es hijo de argelinos. Lo consideran árabe. Nada más alejado de la realidad, Zidane es de Cabilia, una de las zonas del norte de África aún poblada por pueblos bereberes que NO son árabes y que probablemente desciendan de los númidas que conocemos por los romanos y cartagineses. Pero para los grandes pensadores progresistas, si nació allende el Mediterráneo seguro es árabe. La facciones de Zidane pueden confirmar su no pertenencia a tal grupo étnico.

Volvamos a 2018. Francia obtuvo en Mundial de Fútbol disputado en Rusia con un equipo titular conformado en su mayoría por jugadores de ascendencia africana.


Los medios desempolvaron viejas notas para volver a publicar lo mismo de siempre. La Francia multicultural que le grita su triunfo en la cara a los franceses racistas. Lo pueden buscar Uds. mismos.





Ahora bien, la merecida conquista francesa trajo como consecuencia festejos. Muchos. Y mucho desorden. En imágenes que parecen latinoamericanas, hordas multiculturales la emprenden contra la propiedad privada, la policía y los que solo festejaban. Saqueos, agresiones, robos, violencia fueron comunes. Las principales ciudades francesas los sufrieron en manos de improvisadas bandas conformadas de la misma manera multicultural que el equipo de fútbol campeón.


Pero en este caso, las brillantes plumas del periodismo no osan relacionar una cosa con la otra. Hubo incidentes “moderados”. Vean las imágenes por Uds. mismos. En este caso, para los periodistas, los causantes de los desórdenes no son nacidos en Senegal, Martinica, Guadalupe, Argelia, Marruecos o en el país vasco sino que son “grupos de individuos”. Punto.



Dejemos el fútbol y metamos los pies en el barro para tratar de darle un contexto y entender esto. La época colonial se caracterizó por la conquista y/o dominación de enormes territorios extra europeos por potencias del viejo continente. Los tipos de sociedades emergentes fueron muy diferentes.

En América, principalmente los imperios coloniales español y portugués, y las colonias inglesas en América del Norte, dieron forma a sociedad similares a las europeas con muy poca participación de los habitantes pre-existentes (llamados hoy pueblos originarios).

En África, los franceses, ingleses, belgas, portugueses y tardíamente italianos y alemanes, y en menor medida españoles, generaron sociedades dominadas por ellos con un sustrato poblacional local muy superior en número conformando las capas inferiores de la misma.


Colonialismo fue en el siglo XX sinónimo de barbarie y explotación. Es probable que en algún modo lo fuera en determinados lugares. Pero por la naturaleza intrínseca de la “explotación” de los recursos naturales de las colonias, era necesario una fuerte presencia de población de los países europeos y, en muchos casos, de colonos. Y dada la tecnología asociada al transporte de la época, lo más probable era que esos colonos terminaran afincados en las colonias (si quieren ejemplos cercanos, noten la cantidad de ingleses que terminaron viviendo en la Argentina, a la cual habían llegado durante la construcción de los ferrocarriles).

Y si los colonos europeos se afincaron casi definitivamente en la colonia, iban a tratar de vivir de manera similar a la metrópoli. Y así lo hicieron. Así fueron naciendo, por ejemplo, los países africanos donde antes, sólo cabría encontrar tribus desperdigadas, sin noción de estados, fronteras, leyes.

Podríamos decir que este modelo funcionó bastante bien para todos hasta luego de la segunda guerra mundial. Con una Europa muy debilitada, que había perdido la guerra, los tambores de guerra llamando a la descolonización se hicieron presentes a lo largo de toda África (atizados por las dos potencias extra europeas que no poseían colonias en África, EE.UU. y la URSS, y su fiel instrumento, la ONU).

Una a una, los países nacidos de las colonizaciones europeas (no preexistentes a la misma, salvo Egipto) se fueron independizando, muchas veces en medio de guerras de una ferocidad inusual. Las frontera de estos países que emergieron independientes (en su mayoría en el decenio 1955-1965) respetaron fielmente aquellas fronteras de los imperios coloniales.

Para el mundo civilizado, esto era un triunfo del modernismo. África, sin la presencia europea, podía ya gobernarse libremente. Pero el cóctel fue explosivo. Por un lado el marxismo, presente en muchas de las guerras de liberación y luego en las guerras civiles que se declararon luego de la independencia de estas naciones. Por otro lado las empresas con explotaciones en África. El cambio del modelo inicial (con colonos afincandose para trabajar para esas empresas) por el modelo del comercio internacional sin necesidad de estar físicamente en el lugar de producción/explotación, trajo consigo una falta de preocupación acerca de cómo esos países vivían y se administraban, ya que no había población colonial presente, que velara por eso ni por por cuales preocuparse.

Todo esto configuró un caos en los países africanos. Mal que les pese a muchos, sólo Sudáfrica lograba estabilidad en la llamada “África negra”, donde los descendientes de los colonizadores aún mantenían el poder.

Así llegamos a épocas más recientes. Los habitantes de los países africanos (tanto del África negra como del Magreb) intentan emigrar en masa, como sea, a Europa. De aquella idea de gobernarse por sí mismos y expulsar a los europeos (casos graves como Congo, Rodesia, etc, con mucha violencia) pasaron a estar gobernados por los Idi Amin Dada, Robert Mugabe y su presidencia vitalicia, Patrice Lumumba, Jean-Bedel Bokassa y su exótico Imperio Centroafricano, entre tantos otros, a la idea de tratar de emigrar a …. Europa, la tierra de sus antiguos explotadores. ¿Qué pasó en el medio? ¿Son la mayoría de los países africanos incapaces de gobernarse a sí mismos? En muchos caso puede que sí. Lo que sí es seguro, que esta invasión a Europa, a veces desesperada por los medios que utilizan, de personas de todos los países de África (y ahora del mundo musulmán en Asia) no es una consecuencia del colonialismo sino del post-colonialismo, del mundo que configuraron luego de la segunda guerra mundial. No existen constancias de tales migraciones en la etapa colonial. Por falta de incentivos o por la no permeabilidad de la sociedad europea de la época.

Este multiculturalismo, promovido por la capa de dominación cultural actual, ha demostrado ser un fracaso en todos los campos. Salvo quizás, para el fútbol francés.

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